RÍO DE JANEIRO.- Seguir por TV el último golazo de Messi y, al día siguiente, errarle un par de veces al arco por varios metros: los dos días de Cristiano Ronaldo en Manaos fueron toda una pesadilla para un hombre acostumbrado a triunfar.
En el final de la calurosa noche amazónica, el rostro del delantero reflejaba toda la tensión y el enojo acumulados en el amargo 2-2 ante Estados Unidos, un resultado en cierta forma cruel, porque prolonga la agonía de una Portugal prácticamente eliminada. Ahora espera a Ghana el jueves en Brasilia, pero un empate entre los estadounidenses y Alemania en Recife clasificaría a ambas selecciones. Portugal, con sólo un punto, necesita ganar por una amplia diferencia y que Estados Unidos pierda.
“Matemáticamente es posible, pero de hecho es casi imposible, aunque en el fútbol todo pueda suceder”, sintetizó Ronaldo. Ni las circunstancias, ni su lenguaje corporal recordaban al Cristiano de los éxitos, al del Balón de Oro 2013. El resto era un gesto de evidente molestia por la falta de jerarquía de una selección que cuenta con el que es, según la FIFA, el mejor jugador del mundo. “No éramos favoritos, nunca lo fuimos”, dijo “CR7”, y agregó. “Fuimos a un play-off nuevamente, con Suecia. No hay que esperar que seamos campeones del mundo, sería algo ficticio en mi opinión, porque jugamos un buen fútbol pero los otros equipos tienen mejor equipo que nosotros”, se sinceró. El pase para el gol de Varela en el instante final fue un magro consuelo para Ronaldo, una sombra en Brasil del jugador altivo y poderoso que recorre estadios europeos. (DPA)